La disfunción eréctil (DE) es la incapacidad de lograr y de mantener una erección lo suficientemente firme para una relación sexual. Sin embargo, los problemas de erección no necesariamente deben ser motivo de preocupación en todos los casos. No obstante, si la DE es un problema persistente, puede generar estrés, afectar a su confianza y su intimidad, y tener un impacto significativo en su relación.
Y, por último, pero no por ello menos importante, las dificultades para lograr y mantener una erección pueden también ser un signo y una señal temprana de alarma de un trastorno de salud subyacente que precise tratamiento, como, por ejemplo, presión arterial alta y afecciones cardíacas.
Hasta 150 millones de hombres en todo el mundo sufren de DE y es probable que esta cifra se haya duplicado para el año 2025.¹ Se estima que la mitad de todos los hombres entre los 40 y los 70 años sufren de algún grado de disfunción eréctil, lo cual incluye al 5 % de los hombres de 40 años de edad y al 15 – 25 % de los hombres de 65 años de edad que padecen esta afección de manera crónica.²
Si usted tiene dificultades para lograr o mantener una erección, si su deseo sexual se ha visto disminuido o sufre otros problemas que le impiden disfrutar del sexo, consulte con su médico. El tratamiento para la DE dependerá siempre de la causa subyacente. En algunos casos, usted podría necesitar una combinación de tratamientos, incluidos medicamentos, cambios en su estilo de vida o terapia.
¹ Ayta IA, McKinlay JB, Krane RJ. El probable aumento de la disfunción eréctil a nivel mundial entre 1995 y 2025 y algunas posibles consecuencias en materia de políticas. BJU Int 1999; 84: 50-56.
² Feldman HA, Goldstein I, Hatzichristou DG, et al. Impotence and its medical and psychosocial correlates: Results of the Massachusetts Male Aging Study. J Urol 1994; 151: 54-61.